Un estafado por Arte y Naturaleza accede a hablar con Mamen Mendizábal sobre cómo perdió 40.000 euros al invertirlos en la estafa piramidal del arte. "No tenía miedo porque cobraba", asegura, aunque reconoce que tampoco se "preocupaba mucho".

Además, estaba tranquilo porque "recibía 1.300 euros en un talonario nominativo al trimestre", es decir, "cobraba cuatro talones al año". "Iba a un banco, lo cobraba y se acabó", recuerda.

Es decir, para que la pirámide siguiera creciendo había que generar confianza y eso se conseguía pagando. Para ello, los inversores tenían que cobrar los intereses que les habían prometido para que siguieran recomendándolo a familia y amigos.

"Si algo nos ha demostrado la historia de las estafas piramidales es que el cemento es la confianza y el boca a boca", destaca Dani Cervera, jefe de economía de la Sexta Noticias; y, para ello "hay que pagar religiosamente los intereses".