Después de pasear por las calles del Raval y hablar con varios drogadictos que visitan la narcosala del barrio, Jalis de la Serna se encuentra con un grupo de vecinos que quieren denunciar los conflictos en el barrio. "El barrio del Raval está destruido, ya no existe", afirma, rotunda, una señora, que, en ese momento, es interrumpida por uno de los usuarios de la narcosala.

"Porque sí, tiene razón", ironiza el hombre mientras la señora sigue intentando hablar: "¿Me dejas a mí, cariño?". Sin embargo, el drogadicto continúa, muy molesto por las palabras de la vecina: "No puede saber más del Raval que nosotros porque nosotros vivimos día a día y noche a noche". Ante la actitud del hombre, la mujer decide abandonar el lugar, pero Jalis de la Serna le pide que no se vaya y explique la situación del barrio.

"Estos señores es lo que tenemos todos los días, 24 horas, 7 días a la semana, los 12 meses del año", afirma la señora muy indignada, que explica que "los abuelos no pueden salir a la calle a disfrutar del sol, ni los niños no pueden ir a las plazoletas". "Bueno, esto que ustedes ven, esto es el Raval puro y duro", afirma muy crítica la señora, que explica que ella nació en el barrio y "el Raval no era esto ni por casualidad".