Uno de los momentos más polémicos de la última edición del Festival de Eurovisión, que se celebró en Malmö, Suecia, fue la expulsión de Joost Klein, candidato de Países Bajos, poco antes de la gran final del concurso. El cantante fue acusado de agredir a una trabajadora del festival pero la falta de pruebas ha llevado a la justicia sueca a archivar el caso.

La fiscalía sueca ha emitido un comunicado de prensa en el que han anunciado el cierre de la investigación debido a que, como se expone en el texto, no se habría demostrado que esa supuesta agresión, un gesto amenazante del cantante hacia la operadora de cámara. "El hombre hizo un movimiento que golpeó la cámara de la mujer", exponen, pero los testigos, como añade, "lo percibieron de forma diferente". Esto, como indican en su comunicado, no podría demostrar que ese acto "fuera capaz de causar un miedo grave o que el hombre tuviera tan intención".

A la descalificación de Klein, uno de los favoritos en esa edición, llevó a otros participantes a mostrar su descontento con ello y no duraron en mostrar su apoyo al candidato neerlandés. Además, la organización pública neerlandesa de televisión, AVROTROS, calificó la descalificación del cantante como "desproporcionada" y dejó en el aire la participación de Países Bajos en la próxima edición del concurso, algo que han reafirmado tras el archivo del caso.