Un niño de cinco años se escapó de sus padres a modo de juego, pero se perdió en el desierto de San Juan, en Argentina, y estuvo deambulando durante 24 horas.
Las autoridades organizaron batidas con unas 250 personas para buscar al pequeño, que encontraron al día siguiente a 21 kilómetros de donde se encontraba con sus padres en el momento de la desaparición.
Un campesino fue el que alertó a la Policía de que había un niño durmiendo en mitad del monte. Después de esta llamada fue localizado y trasladado al hospital para evaluar su estado de salud.
El pequeño explicó que había estado bebiendo agua de una charca y se había alimentado de plantas.