Ni 'Fusión' ni nada

Chicote se desespera ante las confusiones en las comandas del restaurante de Raúl: "Ya sé por qué lo ha llamado 'Lío'"

¿Solomillo o secreto? Raúl, el propietario de Fusión Lío, no recuerda qué le ha pedido Chicote. A raíz de este despiste se desata una oleada de confusiones que terminan por desesperar al presentador de Batalla de restaurantes.

Chicote se desespera ante las confusiones en las comandas del restaurante de Raúl: "Ya sé por qué lo ha llamado 'Lío'"

Tras las presentaciones iniciales, en las que ya hemos conocido a los restaurantes participantes de este primer programa de la segunda temporada de Batalla de restaurantes, llega el momento de entrar en este combate hasta la cocina. Los rivales de Raúl ya han investigado a fondo cada rincón de su restaurante, el 'Fusión Lío', y ahora se sientan a la mesa. Les acompaña el presentador de este formato, Alberto Chicote, que ha pedido solomillo... ¿o era secreto?

Raúl no empieza con buen pie el servicio y a raíz de este despiste, todo comienza a desmoronarse. Un plato manchado es el segundo contratiempo del día. Pero el solomillo y el secreto siguen dando la lata, y eso que el camarero confirma por fin que Chicote ha pedido el segundo de ellos. Después de ofrecerle a Rocío, la jefa de cocina de Patio Romano, noodles de arroz con su solomillo, le traen patatas de acompañamiento.

"El solomillo de buey era para ella y el secreto ibérico, para mí", recalca el presentador cuando el camarero vuelve a equivocarse, esta vez con los platos en la mano. "Ella pidió el solomillo de buey con los noodles con verduras", insiste por tercera vez cuando llega Raúl, que vuelve a confundirse. "Ya sé por qué le ha puesto 'Lío' al restaurante", termina explotando el chef. "Está bien pensar que tú haces lo mejor y que lo tuyo es buenísimo, pero también está muy bien pensar que hay gente que puede saber más que tú", se queja Rocío ante las cámaras.

La confusión con el tema del solomillo y el interminable tiempo de espera hace que Alberto entre en la cocina y se lleve él mismo a la mesa el plato, desesperado. "Madre mía, qué cagada, tío", lamenta Raúl a solas en la cocina.

Lo mejor de esta experiencia ha sido, sin duda, el rabo de toro dulce que ofrece el restaurante. La cocinera desvela su secreto al chef.