Un día después del secuestro, asesinato y robo a Ángel Prieto, una persona con acento vasco y que ha estado en el lugar de los hechos llama a la Cruz Roja desde una cabina de Vitoria para informar de que un anciano podría estar maniatado. Además, también habla de su mujer, Teresa, a la que también dejaron maniatada y amordazada en su domicilio.
Sin embargo, lo único que demuestra esta llamada es que una de las personas involucradas en el crimen es vasca y se trasladó hasta Vitoria ese mismo día o al día siguiente. Aunque la Policía buscó algún sospechoso por las cámaras de los trayectos entre ambas ciudades, no obtuvieron ningún resultado concluyente. Sin embargo, transcurrido un año y medio, y al no tener a ningún sospechoso, los agentes deciden hablar con el juez instructor del caso y hacer la llamada pública para pedir ayuda ciudadana.
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La difusión de la llamada fue un punto de inflexión y es que la Policía recibe la comunicación de un ertzaina de la comisaría de Vitoria diciendo que reconoce, sin duda, al autor. Y es que se trataba de una persona que estaba inmersa en una investigación llevada a cabo por la Ertzaintza. Se trata de Paulino Gómez Lobato, una delincuente con múltiples antecedentes.
Querían robarle el contenido de su caja fuerte
Ángel Prieto, el anciano asesinado por dinero: "Tenía las costillas rotas y lesiones en los puños de haberse defendido"
"Quizás la resistencia que opuso es la que terminó costándole la vida", afirma la periodista Bea Osa sobre el asesinato de Ángel Prieto, el anciano al que amordazaron y secuestraron en Santander para robarle.