Después de descubrir que el asesino de Eva María Aznárez y Mercedes Lázaro es la misma persona, los investigadores tratan de descubrir de quién se trata. Su forma de asesinarlas, rompiéndoles el cuello con una llave militar, le delata. "Lo que es inequívoco es que la persona que adquiere esas técnicas tiene una formación dentro del entorno militar", explica el inspector de policía Marco Antonio Navarro, que destaca que el asesino "conocía la necesidad de hacer un acto previo de aturdimiento, de anulación de la víctima, para poder luego culminar la técnica".

"Cualquier ejército que hubiera tenido experiencia de combate, que hubiera desarrollado guerras próximas, tendría este tipo de entrenamiento", detalla el inspector. En ese punto de la investigación, la medalla de Sicilia encontrada en la escena del crimen es otra de las claves. "En principio la entregaron a la familia de Eva María, pensando que era de ella", explica el juez instructor Rafael Lasala, que destaca que "la familia la rechazó, diciendo que no era de su hija". "Entonces, la Policía dijo que si no es de la víctima, puede ser del agresor", explica el juez, que detalla que la cadena estaba hecha "conforme a los estándares o el modo de hacer de América, que los eslabones son soldados y los quilates son 14 quilates en vez de 18, que se utiliza aquí, en Europa, con lo cual la cadena era americana".

Una técnica letal de origen militar y una joya de fabricación americana son dos indicios que van a orientar la investigación hacia un lugar que hoy pocos recuerdan: la base americana de Zaragoza, que fue un asentamiento militar americano durante muchos años.