Los investigadores, revisando los expedientes, encuentran uno de 1992 que tiene semejanzas con el caso de Mercedes Lázaro, asesinada el mismo año en su garaje, "pero existía una diferencia: la víctima pudo sobrevivir y denunciarlo", cuenta la periodista Bea Osa. Ella decía que había aparcado su vehículo en el garaje de su casa y que mientras esperaba al ascensor, a las 02:00 o a las 03:00, tuvo esa extraña sensación de que alguien te está mirando por detrás.
"Esta joven se volvió y advirtió, aterrorizada, que vio a un sujeto que la estaba mirando fijamente, que iba vestido de negro y con una porra", explica el juez de instrucción Rafael Lasala que detalla que el hombre "empezó a descargar la porra contra ella varias veces". "Ella se rearmó un poco y cuando se metió en el ascensor y la puerta se estaba cerrando, advirtió que esa persona volvió sobre sus pasos e iba corriendo hacia ella", detalla el juez de instrucción, que explica que la mujer destacó "en la declaración la cara de loco que tenía". "Afortunadamente para ella, la puerta del ascensor se ancló, se bloqueó justo en el momento en que este hombre llegaba a la puerta del ascensor", destaca Lasala.
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"Este hombre tenía 25 años", explica la periodista Bea Osa, que destaca que "era un personaje muy extraño": "Se disfrazaba de vigilante de seguridad y acechaba a mujeres en los garajes de Zaragoza". "En cuanto analizamos sus comportamientos, la forma en que actúa, las declaraciones de las víctimas... aunque tenía un ánimo de acoso o un ánimo de asustar les amenazaba con una porra que se había fabricado en casa con un mango de escoba", explica el inspector de policía Marco Antonio Navarro, que destaca que ven "que el perfil no corresponde con la persona que podría ser autor" del asesinato de Mercedes Lázaro.