El médico forense Salvados Baena explica su papel en la investigación del asesinato de Mercedes Lázaro en su garaje de Zaragoza en 1992: "Mi función en este caso fue retomar la reapertura de un procedimiento judicial que se había iniciado en los años 90". "Para afrontar bien este caso, deberíamos retomarlo desde el principio", explica el médico forense, que detalla que tenían "que saber lo que se había hecho, valorarlo y ver qué estrategias" podían "afrontar con los métodos modernos".
"En el caso de la autopsia de Mercedes, en la parte externa, vemos que son lesiones muy superficiales que no tienen una traducción interna ni en vasos ni en la laringe", explica Salvados Baena, que destaca que "si no tienen una traducción interna, es que el mecanismo de muerte ha sido otro" ya que "no es compatible con una estrangulación ni a lazo ni a mano". "Tiene que haber otro mecanismo, pero ¿cuál?, la lesión vertebral", reflexiona el médico forense, que explica que "hay una lesión vertebral que lesiona la médula y que va a impedir de alguna forma que el cerebro se conecte con el movimiento respiratorio y los pulmones".
"No es una asfixia como la entendemos, pero los signos que va a dejar en determinados tejidos y órganos van a ser muy parecidos", explica Salvador Baena al comparar las autopsias de Mercedes Lázaro y Eva María, ambas asesinadas en sus garajes de Zaragoza con muy poca diferencia de tiempo. "Junto a eso había unos pequeños hematomas que podían ser dedos, y luego un hematoma un poquito más grande, aproximadamente de un centímetro, que podría ser el dedo pulgar del agresor", destalla el médico forense, que destaca que "las lesiones que tenía Eva María en el cuello eran significativamente igual que las que aparecían en el caso de Mercedes, pero en el lado izquierdo".
Es decir, "el mecanismo de muerte era exactamente igual, pero la rotación se producía hacia el lado derecho. Por lo tanto, el agresor, con la misma mano izquierda, debió de alguna forma anclar el hombro derecho para que, pudiendo girar el cuello, generara la lesión vertebral", explica Baena. Además, el forense destaca que su "convicción pericial es que ambas lesiones estaban hechas por el mismo autor de la misma forma y con una finalidad clara".
Pero, ¿cómo se puede hacer esa técnica? El inspector de policía Marco Antonio Navarro explica que, "como es tan específica, es interesante saber de dónde surge ese conocimiento": "Hay que analizar dónde puedes adquirir el conocimiento de esa técnica". "Muchos de los maestros nos empiezan a hablar de que son técnicas que ellos asimilan más al manejo militar", explica el inspector, que detalla que el siguiente paso de la investigación "es buscar a alguien especializado en este tipo de técnicas dentro del entorno militar". "Es lo que nos lleva a conocer al coronel Alba", explica el inspector de su encuentro con el coronel Alba, quien detalla que "esta no es una técnica fácil y necesita realizarse en unas determinadas condiciones".
"Normalmente, viene precedido, lógicamente, de un aturdimiento o un ataque que deje a esa persona en unas condiciones de inferioridad para poder hacer esta maniobra", detalla Alba, que explica que, de esta, forma, quedaba claro que era el mismo asesino. Después de 23 años, los dos crímenes quedan unidos y comienza a planear sobre la investigación la posibilidad de un asesino en serie. Sus víctimas son chicas jóvenes y rubias. No hay indicios de agresión sexual, las mata mediante luxación de cuello, desplaza sus cuerpos y se lleva sus zapatos.
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Respecto a la motivación, "salía a cazar y elegía a sus víctimas", destaca Salvados Baena, que destaca que su objetivo era "aniquilar a la víctima, asesinarla": "Es muy típico y muy común en muchas personas que asesinan varias veces a nivel de fetiche". En este caso, el objeto eran los zapatos: "Esa forma de llevarse algo de la víctima le facilita revivir el momento de la muerte", detalla el médico forense.