La presidenta del Observatorio Contra la Violencia de Género entre 2001 y 2008, Montserrat Comas, recuerda cual era el contexto social en el que se aprobó el texto: "En 2004 en la sociedad cuando hablábamos de violencia de género no sabían exactamente a qué nos estábamos refiriendo. Antes de 2004 no se distinguía la violencia de género de la doméstica".
La voz de las asociaciones feministas por fin fue escuchada y el PSOE propuso en el Congreso la ley para proteger a las mujeres frente a la violencia machista. Montserrat Comas explica la importancia de esta propuesta: "Gracias a la ley pudimos explicar que había un tipo de violencia contra las mujeres fruto de situaciones de desigualdad".
"Muchas mujeres están pagando con su vida el precio de su libertad", así lo explicaba Comas durante su intervención en el Congreso de los Diputados. Se aprobó la ley y España se convirtió en un referente mundial en la defensa de los derechos de las mujeres.
Dos supervivientes valoran la ley contra la violencia de género
Ana Pastor habla con dos supervivientes de la violencia de género para hacer balance de una ley "muy buena aunque mejorable". Marina Marroquí recuerda que en 2004 estaba inmersa en una relación de maltrato: "Mi vida era un infierno. Yo no reconocía la situación de violencia, la negaba".
Marroquí explica que empezó aquella relación a los 15 años y estuvo hasta los 19: "En los dos primeros años yo ya había engordado 50 kilos. La psiquiatra tras meses de intervención le dijo a mi madre que yo no sufría bulimia, que yo sufría bulimia nerviosa y que si ella tenía que jugársela diría que a mí me maltrataban".
Rosalía Vicente es otra superviviente que le cuenta su historia a Ana Pastor: "Yo aguanté 30 años de violencia en mi casa, mis hijos y yo. Humillaciones, vejaciones. Todo el mundo lo veía pero solo me ayudó mi hijo".
Vicente destaca la contradicción que supuso denunciar al padre de sus hijos: "Fue lo mejor para salvarme, pero fue muy difícil. Nací ese día". Al escuchar a Rosalía, Marina afirma que se arrepiente de no haber denunciado "porque no tuvo fuerzas" y que las mujeres que denuncian le parecen heroínas.
"Al final has sobrevivido por los pelos: a mí me pegó, me quemó, me violó, me cortó, me extranguló", cuenta Marina y confirma que "es muy difícil salir viva de la violencia de género sola, por eso la gente de alrededor y la sociedad tiene que tener herramientas". En su caso, Marina tuvo la ayuda de su familia: "Mi familia consiguió sacarme cuando mis hermanos ya me buscaban en descampados porque él había dicho que ese día me mataba".
Estas dos supervivientes cuentan que el camino duro empieza cuando consiguen sobrevivir porque "no solo es salir viva del maltrato, es volver a vivir y ser feliz".