Las solicitudes de asilo en la Comunidad de Madrid se han disparado, pero los organismos públicos no están siendo capaces de dar una respuesta adecuada a estas personas. No hay plazas suficientes en los centros y, ante la saturación del Samur, son los propios vecinos y las parroquias los que se centran en atenderles. Desde el Ayuntamiento de Madrid insisten que la asistencia de refugiados corresponde a Sánchez.
Andrea Ropero ha querido conocer la situación de algunos de estos solicitantes de asilo, por eso ha acudido hasta el barrio de La Latina de Madrid, donde se encuentra el Samur Social. Allí, decenas de personas que han huido de sus lugares de origen esperan que en España les reconozcan como refugiados.
De momento, la principal ayuda que tienen la están recibiendo de dos personas ligadas a la parroquia San Carlos Borromeo, en Vallecas: su párroco, Javier Baeza y la abogada Patricia Fernández.
Patricia Fernández es abogada de la red solidaria de acogida. Para ella, el sistema de acogida no está adaptado a las necesidades reales: "Tenemos un número creciente de personas que solicitan ayuda internacional", ha apuntado. Personas que principalmente provienen de Colombia, Venezuela y centroamérica, aunque también son personas nacidas en Oriente Medio, como Siria o Yemen.
Los migrantes se encuentran con múltiples trabas. La primera es que desde que llegan a España hasta que solicitan protección internacional, mientras en Madrid se tarda solo 15 días en dar cita, en ciudades como Valencia se dan citas para dentro de meses, lo que genera "una bolsa de gente en calle". El segundo problema es la dificultad de acceso a los programas de acogida.
Una responsabilidad que a juicio de Patricia es de todos, pero primordialmente del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, que "sabe que hay 35.000 personas solicitando protección internacional este año y sólo tiene 8.000 plazas de acogida en todo el territorio español".
También, ha explicado, de la Comunidad de Madrid, que abrió en 2015 una oficia de ayuda al refugiado que, a su juicio es "pura fachada": "No da ayuda". "Vemos mucho sufrimiento mientras las administraciones discuten sobre quién es responsable", ha zanjado la bogada.
Amir, un joven iraquí de 28 años, es una de las personas que precisa de asilo. El joven tan solo lleva un día en España, y ha sido en el aeropuerto donde le han indicado que tenía que acudir a Samur Social a pedir ayuda: "Me han dicho que no tenía sitio para dormir".
Amir, fotógrafo, huyó de irak precisamente por el riesgo de ejercer su progresión en el país. "Quiero vivir aquí pero, sin trabajo, sin papeles, sin casa, sin nada ¿cómo puedo vivir?".
Cristina es colombiana, y se niega a dar la cara porque huyó de su país por motivos de seguridad: "Soy defensora de los derechos humanos y los defensores de los derechos humanos en Colombia estamos siendo asesinados". En Colombia dejó "su vida": "Dejé mi profesión, mi hijo, muchos amigos, todo".
Cristina asegura que lleva cinco días en España y que hasta que ha acudido al Samur Social ha estado en la calle: "Me dicen que no hay plazas, que las plazas pueden tardar meses. Aún así hemos vuelto porque no hay más sitios donde ir". "Volverme a mi país no es una opción", ha augurado. Por eso, dice, esperará.
A las puertas del Samur Social también se pueden ver familias con niños. Es el caso de Joana, una madre de una niña de dos años y otra de nueve. Llegó el 28 de octubre a España comprando un hotel para poder entrar, pero no tardará en finalizar su hospedaje. Si esa ayuda no llega, Joana ha reconocido que la calle es lo único que les queda: "No tenemos un amigo ni nadie a quien acudir".
Javier Baeza es el párroco de la parroquia san Carlos Borromeo de Madrid. Acude al Samur Social todas las noches porque "ahora no se están quedando niños en las calles", pero "hay muchas personas solas que llegan a España buscando asilo y se encuentran con las puertas cerradas". "Tenemos una parroquia pequeña y precaria y es donde vamos a dormir bajo techo", ha reconocido el cura.
Hasta allí ha acudido el equipo de El Intermedio, que ha conocido la situación de la parroquia de Entrevías: "Algunas personas llevan 20 días sin respuesta, hay gente que lleva 20 días pernoctando en el aeropuerto de Madrid".
La atención que él les otorgó fue aportarles hospitalidad: "Para nosotros es importante vinculación. Aquí hay una red ciudadana que entiende que la lucha tiene que ser colectiva y común".
Allí reconoce que hay una familia que lleva cuatro meses: "Les trasmitimos que una vez que estén aquí estén tranquilos porque haremos lo imposible para que no tengan que volver a la calle".
"Me parece que cuando hablamos de emergencia, la urgencia también la provoca la inacción del Ministerio en funciones y un Ayuntamiento que no es capaz de dar una salida a los adultos que tienen que pasar noches en la calle", ha criticado. Porque, asegura, "no hay voluntad política": "Los datos dicen que los números no son en absoluto inabordables por parte de la administración española y europea".
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