Durante esta temporada de El Intermedio, Andrea Ropero entrevistó a Arantxa Martín, una solicitante del bono eléctrico. Tanto ella como su marido perdieron el trabajo cuando estalló la pandemia y tuvieron que llegar a pedir dinero para "llenar la nevera". Además, ha desvelado que debe unos 2.000 euros de factura de la luz. Y es que a pesar de que solicitó el bono social eléctrico el pasado mes de mayo, todavía no ha obtenido una respuesta y teme que le corten el suministro.
"Hemos solicitado todo tipo de ayudas para pagar el alquiler, pero quien nos ayudó fue el colegio de mi hijo con vales para comprar al día, o sea, a nivel privado, es muy fuerte", denuncia Arantxa, que afirma sentirse abandonada por las administraciones, a las que les manda un tajante mensaje: "Ojalá estuvieran un día en mi casa, están en sus despachos y llegan a su casa y no tienen problemas porque a final de mes tienen su nómina, que me imagino que sea grande". Arantxa también critica que "les falta humanidad": "No se ponen en la piel del currito de a pie y no saben lo que es pasarlas putas".
Y es que, su situación es especialmente delicada porque padece una dolencia cardíaca que le obliga a estar conectada a una máquina las 24 horas y teme que le corten la luz porque debe unos 2.000 euros, como así lo explica en este vídeo:
Más Noticias
- Un chico desvela qué haría si se encontrara una cartera con dinero de Amancio Ortega: "He trabajado en Inditex, pero..."
- Una mondadora lamenta el poco interés entorno a la cosecha del azafrán: "Los jóvenes esto no lo quieren"
- Dani Mateo analiza los 'consejos' de Álvaro Reyes para 'ligar' en las discotecas: "Lo importante es que parezca que tienes amigos"
- Así valora un agricultor la manera de cosechar azafrán de Isma Juárez: "Te falta alegría en la mano"
- Del Prestige a Ayuso y Casado: Cristina Gallego analiza cómo el PP sale de las crisis culpando a otro
El Intermedio
Wyoming, sobre las diferentes versiones de Mazón: "Es como el Windows, se actualiza constantemente y nunca acaba de funcionar"
"Pocos escrúpulos, mucho descaro y, sobre todo, mucha paciencia. Es la única explicación a que en medio de la peor catástrofe que ha vivido su comunidad se tirase cinco horas a que le trajesen la cuenta", así califica Wyoming a Carlos Mazón