Gandía, en Valencia, es el punto elegido por la ONG WWF para poner en marcha su campaña de recogida de plásticos en le Mediterráneo.
Raúl García, experto en plásticos de WWF, ha explicado que el Mediterráneo es uno de los mares más contaminados del mundo por plásticos: "Pretendemos concienciar a la sociedad de lo que sucede en nuestras aguas y playas. Tratamos de cambiar las pautas de consumo y conseguir acciones políticas".
España es el segundo país que más plástico vierte al Mediterráneo y, en concreto, Valencia es la sexta ciudad más contaminada de dicho mar.
A media milla de la costa, los buzos identifican zonas propicias a la acumulación de residuos marinos. Tras ello, bajan a ver e fondo para ver si esas basuras marinas existen y tratan de retirar aquellas que son más peligrosas para la vida salvaje.
Unas ocho millones de toneladas de basura llegan cada año al océano, una abrumadora cifra que Raúl García ejemplifica con un camión de residuos al minuto. "En torno al 80% de estas basuras son de origen terrestre, vienen de la ciudad o el campo, mientras el 20% restante proviene de la actividad en el mar: apicultura y pesca".
"Botellas, lavadoras o neumáticos", son algunos de los residuos que los buzos se encuentran en las profundidades marinas. Los efectos que esto tiene en la vida marina son brutales: "Alucinamos. Un 90% de las aves marinas tienen plásticos en el estómago: cachalotes, cetáceos, peces, tiburones".
Se estima que por cada 10 kilogramos de pescado hay uno de plástico, pero el experto ha asegurado que son datos que cambian a una velocidad de vértigo: en 2025 se estima que esa proporción será uno a tres y que en 2050 la cantidad de plástico superará a la de peces. En muchas zonas de la costa lo frecuente es que la red tenga más plásticos que peces".
Mauro es uno de los buzos que se dedica a las labores de limpieza del fondo marino. Entre los 'tesoros' de plástico, ha encontrado bolsas, una garrafa, envases de pastillas, colillas y botellas.
Pero la suciedad no solo está en el fondo, sino también en la arena, donde si se criba se podrán encontrar miles de microplásticos en cantidades inmensas que proceden de los plásticos más grandes desmenuzados por los rayos ultravioleta.
Tanto es así que, de media, un humano consume cinco gramos de microplástico a la semana, es decir, lo que pesa una tarjeta de crédito: "Nos comemos una galleta de plástico todas las semanas", ha asegurado. Y es que, a pesar de que aún no se ha comprobado que tenga efectos en nuestro organismo, "a menudo que vayan siendo más pequeños, se pueden incorporar a los tejidos".
Ante los abrumadores datos, las soluciones no son sencillas: "Hay que ir a economías de menor despilfarro, economías circulares donde se reduzca el despilfarro", ha apuntado Raúl García, que asegura que "queramos o no" todo pasa "por consumir menos": "Ese consumo masivo está detrás de gran parte de este problema".
Otros momentos destacados
El Intermedio entrevista a Ethel Eljarrat, científica del CSIC, queexplica cómo llegan las micropartículas de plástico a nuestro organismo: "Una es por la inhalación, los plásticos que nos rodean se van desprendiendo de los compuestos tóxicos y quedan atrapados en las partículas de aire que nosotros respiramos".
Para evitar el consumo masivo del plástico, Dani Mateo y El Gran Wyoming muestran en El Intermedio cómo este elemento se cuela de forma continua e innecesaria en nuestra bolsa de la compra.
Repaso
Sandra Sabatés detalla cómo está afectando la DANA a las diferentes comunidades: "En Jerez han desalojado a 300 familias por la crecida del río Guadalete"
La colaboradora detalla cómo están siendo los efectos de la DANA, que ha destrozado Valencia, en el resto de las comunidades autónomas. Ya hay seis afectadas.