Zuhaitz Gurrutxaga es un ex futbolista de la Real Sociedad que, a pesar de llegar a jugar en la primera división, tuvo que dejar su carrera futbolística por culpa de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). El deportista charla con Andrea Ropero sobre cómo fue llegar a su diagnóstico y la importancia de la salud mental.
Como explica a Ropero, su madre se dio cuenta que algo no iba bien. "Se dio cuenta de que hacía cosas muy extrañas y me llevó al psicólogo, es lo mejor que he hecho en mi vida", apunta. "Cuando el psicólogo pone nombre a lo que te pasa, yo creía que estaba loco, imagínate el alivio", añade.
Parte de su terapia ha sido el humor, algo que ha plasmado en su libro 'Subcampeón". Además, también hace monólogos. Para él, subirse a un escenario para contar sus vivencias, en tono de humor, riéndose de si mismo, le ayudó a hacer las paces con el fútbol y con él. "En esos momentos también empecé a hablar de mis problemas de salud mental y, ocurre algo muy bonito, mucha gente me escribía agradeciéndome que contara eso públicamente", expone.
A pesar de todo, sigue siendo un tabú hablar sobre salud mental. "Es mucho más difícil acreditar un esguince mental que uno de tobillo", apunta. "Uno se ve, a lo otro te dicen que igual les estás echando cuento", expone. "El tabú está en la sociedad, se están dando pasos, sí se habla de salud mental con un poco más de naturalidad", considera.
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El deportista quiere transmitir un mensaje a todos aquellos que no son capaces de verbalizar sus problemas de salud mental. Como indica, "se puede salir". "Estuve muy mal, era un maldito infierno, y ahora estoy aquí, me subo a un escenario, hago teatro...", afirma. "Procura reírte de ti mismo un poco, de tus obsesiones, sé que es duro, pero a mi me ha ayudado mucho y estoy seguro de que a ti también te ayudará", concluye.
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