Isma Juárez asistió al Open de Madrid con ropa deportiva y su raqueta de los Minions para intentar que alguien consiga que mejore un poco su revés. "Sé que ya lo tengo bastante bueno pero...¿quién sabe?", afirmó. El reportero charló primero con José, un asistente al evento. El aficionado intentó negociar con Juárez para así conseguir la cinta firmada por Novak Djokovic que tenía el reportero. "Eso en el mercado negro... por lo menos 1.500 o 2.000 euros te pagan", le dice José, lo que terminó dando por finalizada la 'venta'.

El reportero también consiguió que Cristina Bucșa peloteara un poco con él. "A ver cómo lo hago... raja de mí", le dijo él. La tenista profesional, al de terminar de jugar, calificó su tenis como "mejorable". "Yo me he visto increíble", opinó él, "a lo mejor no es un tenis como para ganar un torneo pero para una buena foto... me vale". El reportero también disfrutó de la zona VIP de la competición y aprovechó para degustar una ostra. Isma no pudo evitar poner cara de asco después de probar el molusco. "Me ha sobrado la ostra", se sinceró.

Juárez se acercó a una zona en la que había un gran tumulto de gente. El reportero desveló su técnica para conseguir que los tenistas se acercaran a donde él estaba: "Ir donde hay niños". Isma les pide que, además, griten mucho porque tienen la voz "más aguda". Finalmente, Carlos Alcaraz se acercó a la gente pero el reportero no logró que el tenista hiciera un gesto a la cámara.

A pesar de ello, pudo asistir al entrenamiento del tenista murciano. "El silencio es absoluto, todo el mundo está muy pendiente porque están viendo al número uno del mundo y también a Alcaraz, que está peloteando con un chaval", afirmó. "El número uno soy yo", aclaró a cámara. Al terminar el entrenamiento, Isma pidió desde la grada al tenista que le tirara una pelota. Alcaraz le lanzó una al reportero lo que, según dijo, le había reconciliado "con el tenis español".

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