Un día después de la manifestación a favor de la sanidad pública madrileña, Andrea Ropero entrevista a María Cuesta, una médica de urgencias extrahospitalarias que hasta hace poco ejercía en La Cabrera, un pequeño pueblo de la sierra de Madrid. Su centro de salud, con una población de referencia de 10.000 habitantes, ha visto reducida su plantilla a la mitad en los últimos días.

"Está poniéndose en juego la salud de todos los madrileños", advierte la sanitaria, que explica cómo el centro de La Cabrera, ante la reducción de personal, ya ha tenido que cerrar en tres ocasiones de los 19 días que lleva operativo el protocolo. "El domingo vino una crisis asmática de una paciente joven que si no hubiera habido un equipo completo de profesionales para atenderla no habría llegado a otro centro". Al imaginar qué habría pasado si esa urgencia hubiera ocurrido el sábado, día que permaneció el centro cerrado, María se emociona: "Son mis pacientes desde hace 14 años, mis vecinos", afirma entre lágrimas.

Su reflexión, en la que asegura que el problema de la sanidad madrileña se basa en las condiciones laborales y en que "se está invirtiendo en edificios vacíos y no en recursos humanos", en el vídeo sobre estas líneas.