Andrea Ropero tuvo la oportunidad de charlar con Irene Gallego, psicóloga de la Fundación Amigó, sobre la violencia filio-parental. Como explicó la profesional, para saber si se está frente a un caso de violencia filio-parental, expuso que "siempre que la familia note que no quiere llegar a casa, que no quiere abrir esa puerta o que cuando están en familia cada uno esta en una punta y eso se adereza con cualquier tipo de violencia, gritos, golpes, es el momento de darse cuenta de que algo tiene que cambiar".

Para las familias es muy complicado acudir a este tipo de asociaciones para pedir ayuda ya que "vienen muy avergonzados, con mucha culpa" y, además, tienen "muy poca esperanza". En cuanto al tipo de familias, indicó que estas son variables. "Hay familias de todo tipo", explicó, "lo más común son familias nucleares, formadas por madre, padre e hijos, españolas y con un buen nivel educativo y económico".

Los jóvenes que la ejercen presentan dificultades en su centro de estudios, abandono escolar, absentismo y uso abusivo de las nuevas tecnologías. A esto se suma, como argumentó, "muchos casos de acoso escolar y otras violencias". Gallego quiso enviar un mensaje a los padres que sufren este tipo de violencia indicando que deben vencer la resistencia y pedir ayudan. "Cuanto más tarde se solicite la ayuda más difícil va a ser", añadió. "La violencia se extingue o aumenta, cuanto antes se asuma que se tiene un problema y se da el paso va a ser mucho más sencillo", concluyó.

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