La obsolescencia porgramada es eso que las empresas hacen para que a sus productos se les acabe la vida útil y a ti la paciencia. La esperanza de vida de los productos se reduce cada vez más, y no es por casualidad: las lavadoras se estropean al cabo de unos 11 años, las aspiradoras están obsoletas a los cuatro años y los ordenadores no duran más de tres años.
En la actualidad, el 10% de los grandes electrodomésticos son remplazados antes de los cinco años. Pero no siempre fue así: en 1940, cuando se descubrió el nylon, las medias se convirtieron en irrompibles. En el siglo XIX las bombillas duraban décadas, e incluso hay una en un parque de Bomberos de California que sigue encendida tras más de 120 años.
Hace varias décadas los electrodomésticos eran como los matrimonios: para toda la vida. Pero, ¿cuándo pasamos de tener una televisión para toda la vida a una para cada mundial de fútbol? Todo cambió el 23 de diciembre de 1924, ese día algunos fabricantes de bombillas crearon el cártel Fibus, que acordó que las bombillas se fundirían al llegar a las mil horas de alumbrado.
A partir de entonces se creó una nueva era de consumo basada en comprar, usar y tirar. La obsolescencia programada se ha ido refinando con los años: ahora los productos no sólo duran menos, sino que también son casi imposibles de programar. De hecho, el 77% de los ciudadanos de la UE preferiría no tirar tantos bienes, pero lo hace porque no puede arreglarlos.
Este sistema le viene muy bien a los empresarios, pero muy mal para los bolsillos. Una familia de cuatro miembros se gasta a lo largo de su vida 60.000 euros derivados de la obsolescencia. El planeta tampoco sale bien parado: la caducidad programada genera 50 millones de toneladas de residuos al año y 48 millones de toneladas de CO2 anuales.
Algunos gobiernos han plantado cara a estas prácticas abusivas: Italia sancionó a Samsung y a Apple a pagar cantidades millonarias por ralentizar los móviles más antiguos. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros? Los expertos hablan de reutilizar los productos, repararlos, reciclarlos y reducir el consumo.
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En Consuegra, Toledo
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