Las protestas que se produjeron durante el estado de alarma en el barrio de Salamanca, en Madrid, sirvieron como arma arrojadiza para los partidos de la oposición. Los manifestantes, con cacerolas, protestaron varios días seguidos contra la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez.
Sin embargo, se trataba de protestas con dudosas medidas de contención del coronavirus. Tras meses confinados, muchos políticos y diversos sectores sociales recriminaron que, en pleno estado de alarma, no se estaban respetando las distancias de seguridad.
En plena polémica, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, comparó estas protestas con las caceroladas contra la monarquía que hubo semanas antes. "Es una forma pacífica de protesta que inauguro Podemos contra el rey. Mientras se mantengan las condiciones cada uno puede expresar su opinión", defendía el político.
Una defensa que criticó El Gran Wyoming en El Intermedio: "Le contestaría, pero ya se ha contestado usted mismo. Estas caceroladas no supondrían ningún problema si se respetara el estado de alarma. Pero esa gente no va de dos en dos, ni parece estar paseando ni practicando un deporte", criticaba el presentador.
Ayuso incluso advertía de consecuencias mayores
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad, no solo defendía las propuestas sino que lanzaba una advertencia: "Esperen a que la gente salga de la calle, porque lo de Núñez de Balboa les va a parecer una broma", alertaba en el pleno regional.
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