El humorista Raúl Pérez se mete en el papel de 'Luis Rubiales' y preside la mesa de El Intermedio para hablar sobre su dimisión. "Quiero explicarlo bien. Fue ella la que me levantó del suelo y me metió unos volatines increíbles, y yo le dije que parase un poquito y en ese 'poquito' entendió lo que entendió", 'justifica' el expresidente de la RFEF.

El Gran Wyoming no tarda en interrumpirle: "Veo que va a pegar un giro a su carrera, pero este no es un sitio para hacer prácticas", le dice, a lo que 'Rubiales' responde: "Me habrán quitado el sillón de la Federación pero de este no me voy a mover".

Cuando 'Rubiales' celebra que es lunes y no tiene que ir a trabajar, lo hace con un gesto soez y el presentador le insiste: "No haga esas cosas en antena, que ahora que ha dimitido tiene todo el tiempo del mundo para tocarse los huevos en su casa".

Pero 'Rubiales' insiste en seguir sentado en la mesa y saluda a Sandra Sabatés. "Encantado de saludarte. Lo hago desde el máximo respeto a todas las mujeres a las que de verdad idolatro, son la cosa más bonita que ha hecho dios junto a las flores", le dice a la presentadora.

Y prosigue hablando de su caso: "Como hombre blanco y heterosexual que soy he sufrido una brutal persecución. Los hombres no podemos hacer ya nada: ni darle un beso a una tía, ni lanzarle un piropo, ni echártela al hombro como un saco de patatas. Se ve que eso no le gusta a las mujeres, y yo lo respeto, pero son un poco bordes. Alegrad esa cara, que cuando las mujeres os enfadáis os ponéis como Wyoming, muy feas", alega.

El Gran Wyoming le pide tras ello que se marche y Rubiales, firme, dice que no se piensa ir. Entonces el presentador resuelve "hacer lo que todo el mundo, dejarle solo".