Sandra Sabatés se traslada hasta el pico de la mesa para hablar sobre el grupo de empresarios de Murcia condenados por participar en una red de prostitución de menores. Como expone la periodista, ninguno va a entrar en prisión.

"Ocho empresarios, entre los que se encuentran algunos muy influyentes de la región, como el ex vicepresidente de la Patronal de Cartagena, Juan Castejón", indica Sandra. La red estaba perfectamente organizada: contaba con hostales, donde tenían lugar los encuentros, taxistas, que cubrían los desplazamientos, y mujeres proxenetas que captaban a las menores. Los clientes pagaban entre 80 y 200 euros, por mantener relaciones sexuales con las menores, mientras que ellas recibían entre 10 y 30 euros.

"En el juicio las chicas reconocieron que habían sentido miedo y asco, que llegaron engañadas y que las obligaban a fingir que eran aún más pequeñas que la edad que tenían para satisfacer el deseo morboso de los clientes", añade Sabatés, "los mismos que ahora han visto desaparecer sus penas de cárcel a cambio de reconocer los hechos, pagar unas indemnizaciones por víctima de entre 500 y 2.000 euros, mantenerse alejados de ellas y de seguir un curso de reeducación sexual", manifiesta la periodista.

"¿Es esto una sentencia que sirve para reparar a las víctimas?", pregunta Sandra. La periodista tiene claro que no. "Al contrario, se ha convertido en una bofetada para las víctimas y lanza un peligros mensaje de impunidad para los autores de delitos sexuales y pederastia", añade. "Nuestra sociedad va por delante de nuestra justicia".

"Mientras estos días aplaudimos la valentía de mujeres como Gisèle o Nevenka, hay jueces que libran de la cárcel a violadores de menores", argumenta Sandra. "Nos merecemos una justicia que esté a la altura de nuestra sociedad, con perspectiva de género y feminista. Una justicia que no sea clasista", añade. "Si en vez de empresarios españoles y bien relacionados hubiesen sido inmigrantes o personas racializadas ¿la condena habría sido la misma? Seguramente no", concluye Sandra, "A raíz de esta sentencia podemos afirmar que el sistema está fracasando estrepitosamente".