'Un país en la riñonera' llevó a Isma Juárez hasta Belorado, en Burgos, un pueblo que ocupó portadas y titulares debido a un grupo de monjas que decidieron abandonar la Iglesia católica. "A mí me preocupa qué pasa con la trufas", manifestó el reportero. Y es que las religiosas también son celebres gracias a los dulces que elaboran.

Isma llamó al monasterio para intentar hablar con alguna de las religiosas o con el padre José Ceacero, su portavoz. A pesar de su intento, no logró que nadie cogiera la llamada. Con quien sí pudo hablar fue con Álvaro Eguiluz, alcalde de la localidad. "Estamos sobrepasados, no tenemos nada más que medios de comunicación por aquí", manifestó el regidor de Belorado. Eguiluz aprovechó la presencia de Juárez para recordar que hace 25 años les habían prometido una autovía.

"¿Crees que el jaleo de las trufas puede tener como consecuencia que te pongan una carretera buena?", preguntó Isma. "Firmo donde haga falta", respondió el edil. "Las monjas tienen un negocio espectacular con las trufas, ¿no les hacéis pagar una especie de impuesto trufal?", pregunta el reportero. "Con las trufas nos han puesto en el mapa", comentó Álvaro.

Juárez encontró en el pueblo a un hombre de Mallorca que le explicó que vivía en Belorado por amor. El reportero quiso saber él o su pareja habían probado las trufas de las monjas. "Somos pensionistas, no nos da para trufas", manifestó ella. "Están las trufas a precio de bitcoin", respondió Isma.

El reportero recorrió varios establecimientos del pueblo para intentar comprar trufas y probarlas. Pero fue finalmente Aurora, una vecina del pueblo, la que le regalo una caja de este mediático dulce. "Entre el Vaticano y las monjas de Belorado... yo ya he elegido", afirmó.

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