Ángel Lorenzo Antón, director financiero y de distribución de ‘Tartalia’ se infiltra en su propia empresa, y se convierte durante unos días en repostero de bizcochos, mezclador, pastelero, distribuidor de tartas, dependiente en tienda. ‘El jefe infiltrado’ pasará de la comodidad del despacho al calor de los hornos de bizcocho, de la calculadora y los números a las ingentes cantidades de harina y azúcar, de las comidas de trabajo a la entrega de tartas con el tiempo justo…
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