El restaurante ya está vacío y ha llegado el momento de descansar, ocasión que Dado Limaaprovecha para charlar con Fede, el cocinero. Su empleado no tiene pelos en la lengua y critica la actitud de su jefe en Toro Burger. Eso sí, sin saber que lo tiene frente a él. "Yo soñaba con ser pastelero o ser un cocinero de esos que aparecen en la tele", reconoce. "Después, las cosas se van torciendo", confiesa.
"Aquí no nos dejan aportar absolutamente nada. Son las hamburguesas que él (el jefe) hace y ya está. En un año y medio que llevo aquí jamás me ha preguntado si tenía alguna idea, qué me parecía... Ni a mí ni a nadie", dice con rotundidad. "Creo que podríamos aportar muchísimo más, nosotros también tenemos buenas ideas", sigue quejándose.
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Fede echa en falta tener algo (o alguien) que le motive. El desánimo de Fede preocupa al jefe. "Yo no puedo permitir esta clase de sentimiento dentro de Toro Burger", dice con cierto pesar Dado Lima ante las cámaras de El Jefe Infiltrado.
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