David y Beltrán (quien, en realidad, es el jefe infiltrado) han hecho buenas migas en su jornada de trabajo conjunta, aunque el trabajador -encargado del mantenimiento de grúas en Grúas Barragán- haya tenido algunos fallos importantes durante el desarrollo de sus labores, como no utilizar guantes y saltarse las medidas de seguridad de la empresa.
Pero ahora, ha llegado el momento de descansar, reponer fuerzas y conversar. "Estoy muy contento con la familia que tengo. En República Dominicana están mi papá y mi mamá y algunos de mis hermanos. Hace 5 años que no veo a una parte de mi familia", cuenta el empleado. Su gran deseo es poder ir allí con su hijo y su nieto para que su madre conozca por fin al pequeño en persona.
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"Si yo dejo de trabajar, nos vamos todos a la ruina. El único sueldo es el que yo cobro y tengo que pagar el alquiler y las facturas con la nómina embargada por un préstamo que cogí", le cuenta a Beltrán. David celebra hoy su cumpleaños comiendo con él, algo que el jefe infiltrado considera "bastante duro", por considerar que tendría que estar rodeado de los suyos.