Después de trabajar toda la jornada con Nía, la jefa infiltrada charla con su empleada para conocer su lado más personal. La joven cuenta que tiene tres hijos: "No digo que ser mamá joven sea una buena idea, es difícil". "En mi caso me aplaudo porque mi hijo cuenta conmigo para todo", explica Nía, que desvela que su hijo de 14 años "tiene una discapacidad".
"Tiene una microcefalia", explica Nía, que detalla que no congenia y no puede hacer amigos: "Lo ha pasado muy mal". "Parte de no poder trabajar por semana conlleva eso", afirma la joven, que cuenta que, además, su bebé "no estaba planeado".
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El jefe infiltrado se enfrenta a una empleada por saltarse la ley: "¿Sabes que eso está prohibido?"
Héctor Pérez, dueño de Forno de Lugo, se quitó la máscara el día de las revelaciones tras su infiltración en la empresa. El jefe infiltrado reveló su verdadera identidad y tuvo que hacer frente a algunas situaciones bastante tensas.