En el segundo día, el jefe infiltrado de L'Antiga se infiltra en el obrador, el epicentro de la empresa, para comprobar de primera mano si se cumplen todos los requisitos que pide la marca para la elaboración de los productos. Allí conoce a Ruth, la pastelera del obrador.
Ruth explica con detalle y mucha paciencia al jefe infiltrado cómo hacer los productos. Por ejemplo, la pastelera enseña a el jefe infiltrado a hacer tartas. "Esto ya con la prácticas las cortas sin mirar", explica Ruth a el jefe infiltrado, que comete varios fallos en la elaboración del producto. Aunque la obra de arte del nuevo compañero on agrada a Ruth, la pastelera guarda la tarta de el jefe junto a la suya para incluirla en el reparto.
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Un acto que no agrada a el jefe infiltrado, que piensa que su tarta no está para que llegue a ningún cliente. "Creo que el que he emplatado yo no estaba para dejarlo en el congelador y se lleve a las delegaciones", confiesa el jefe a cámara. Pero el lema de Ruth de que 'lo que no te gusta para ti, no lo hagas para los demás' no lo aplica en este tema y la tarta de el jefe se guarda para distribuir a los clientes. "Tengo guardado el lote de la tarta que he hecho para llamar ahora mismo y que no lo envíen a ninguna de nuestras tiendas", confiesa el jefe a cámara.

Hemeroteca
Acusa a su 'ayudante' de "llenarse la barriga" y no trabajar sin saber que en realidad es su jefe infiltrado
Raúl, uno de los trabajadores de Forno de Lugo, protagonizó algunos de los momentos más tensos de toda la temporada de El Jefe Infiltrado. Sus duras críticas hacia su nuevo compañero fueron completamente demoledoras... pero él no sabía quién se escondía tras esa falsa identidad.