En su segundo día de infiltración, 'Marcos', que en realidad es Dado Lima, el jefe infiltrado de Toro Burger, conoce a una de las empleadas de la cocina ciega, destinada a los pedidos a domicilio. El caos reina desde el minuto uno en compañía de Samara. A la trabajadora no le da tiempo a cortar y caramelizar la cebolla, lo que conlleva ir retrasados el resto del día. "Esta Samara, rápida no es", comenta Dado Lima a las cámaras.
Y la aventura no ha hecho más que empezar. "¡Madre mía, qué desorden!", se queja en su entrevista personal. Samara tiene que ir a por limas a otra planta, algo que retrasa todavía más el trabajo. Las comandas no dejan de acumularse, Samara no se sabe bien la carta y el desastre comienza a adueñarse del espacio. Un despiste hace que una de las hamburguesas se quemen en la plancha.
"Tenemos un retraso de tres pares de narices con más de 25 minutos", se queja el encargado. Los nervios hacen que la trabajadora tire sin querer toda la cebolla al suelo. Por si fuera poco, ahora toca limpiar... y la plancha queda desatendida. "¡Llama a los bomberos que lo quemamos todo en esta cocina1", exclama 'Marcos', realmente preocupado de salir ardiendo.
Más Noticias
- 118 euros por una pizza con piña: así protesta este restaurante contra lo que tildan de "aberración"
- Rocío rompe platos, de manera literal y figurada, en 'Fusión Lío Córdoba': "La palabra 'restaurante' le queda grande"
- La valoración de Alberto Chicote da un vuelco de última hora a la clasificación general de 'Batalla de restaurantes'
- Alberto Chicote, tras ver desorbitada reacción de Rocío al ver la clasificación: "No es el momento, falta mi voto"
- Hoy, en laSexta, última entrega de Asesinas: así fue el crimen de la viuda negra de Ciudad Lineal
Pero no pasa nada, porque podría apagarse el fuego con el agua y el jabón que desbordan del lavavajillas.
Hemeroteca
El jefe infiltrado presencia cómo una camarera intenta cobrar de más a unos clientes mediante tarifas inventadas
Dado Lima, el jefe de Toro Burger, no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban. "Coste extra de 3 euros", decía su camarera a unos clientes. Algo, que no era cierto y él sabía... Sin embargo, tenía que callar para no delatarse.