El equipo de caracterización de El Jefe Infiltrado, encabezado por Dani, se pone manos a la obra para conseguir que Julio Alonso, director general de UrbanClean, sea totalmente irreconocible para sus empleados. "Soy Dani, tu estilista de confianza. ¿Qué tal?", se presenta al que será el jefe infiltrado de esta entrega.
Pero Julio no tiene demasiado confianza en él. "Vas a tener que tenerla, porque no te queda otra", responde el estilista con su habitual sentido del humor. Tras sustituir su traje por un chándal, el jefe se sienta en la silla para enfrentarse a su transformación más radical. "¿Qué no te gustaría?", le pregunta con malicia con la rasuradora en la mano. "Que me raparas el pelo", responde sin dudar.
Sin embargo, a juzgar por lo que pasa a continuación, poco o nada le importa a Dani la opinión de Julio. "Champú vas a usar poco", reconoce. Aún queda el toque final: unas gafas redondas. "Me cago en la madre que parió a Peneque", suelta cuando ve el resultado final en el espejo.
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Desde este momento, Julio Alonso se convierte en Ximo Amat, un tenista retirado por una lesión. La coartada para sus trabajadores es que participa en un programa para conseguir un empleo, llamado 'Los reveses de la vida'.
Hemeroteca
Una empleada planta cara a su jefe (no) infiltrado el día de revelaciones: "Mi tarta estaba bien hecha y la tuya, no"
El jefe de L'Antiga Valenciana se desprendía por fin de la falsa identidad que usó durante la infiltración en la empresa y desveló quien era realmente a sus empleados. A alguno de ellos no le sentó demasiado bien el engaño.