El Jefe Infiltradorecuerda cuando Soledad Martínez, propietaria y directora financiera de calzados Porronet se adentraba en su empresa para conocer el funcionamiento interno y la labor de sus empleados. Antes de infiltrarse, la empresaria se convertía en una teleoperadora llamada Rosa García. Para poder ocultar su verdadera identidad y convertirse en 'La Jefa infiltrada' se sometía a un cambio radicalcon un estilo totalmente diferentes al suyo. Conoce la reacción de sus familiares en el siguiente vídeo.
La empresaria se introducía en el departamento de costura de Porronet, en el que conocía a Mari Carmen, una costurera con bastante poca paciencia y que provocaba una gran tensión entre ellas dos. A la hora de comer, la directora charlaba con la empleada y descubría su historia: a su hijo le habían detectado cáncer con ocho años.
A pesar de la recuperación de su hijo, Mari Carmen recordaba el momento con mucha tristeza: "Prefiero que me corten a mi un brazo que mi hijo tenga que volver a pasar eso". Una confesión que emocionó profundamente a 'La Jefa'.
En otro momento, la directora se infiltraba en el departamento de control de calidad de la empresa. Allí se encontraba con Cristina, una empleada muy estresada que generaba una gran presión hasta el punto de que llegaba a abandonar el lugar de trabajo. A la hora del descanso, 'La Jefa' conocía la historia de la trabajadora, quien había vuelto a casa de sus padres tras su divorcio.
Una situación que justificaba el estado de estrés al que estaba sometida:"A veces no duermo bien, me afecta aquí y en mi casa y siempre estoy de mal humor".
Al finalizar la infiltración, 'La Jefa' se reunió con los trabajadores en las oficinas centrales de Porronet para mostrarles su verdadera identidad. Uno de los encuentros más tensos fue el de Mari Carmen y la directora, en el que 'La Jefa' le reprochaba las malas maneras en las que la trató: "¿De verdad piensas que es normal tratar así a una persona que esta aprendiendo?".
A pesar de los reproches, la directora reconocía que tras descubrir su historia su perspectiva sobre ella cambió y decidía darle otra oportunidad recompensando su gran esfuerzo.
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El jefe infiltrado se enfrenta a una empleada por saltarse la ley: "¿Sabes que eso está prohibido?"
Héctor Pérez, dueño de Forno de Lugo, se quitó la máscara el día de las revelaciones tras su infiltración en la empresa. El jefe infiltrado reveló su verdadera identidad y tuvo que hacer frente a algunas situaciones bastante tensas.