Así fue 'El Jefe Infiltrado' de limpiezas Las Nieves, programa en el que Alejandro González se infiltró en su empresa para conocer el funcionamiento interno y la labor de los trabajadores. Para poder pasar desapercibido entre sus empleados, el gerente decidió ocultar su identidad haciéndose pasar por Jonathan García, un ni-ni que aún vivía con sus padres, apasionado de las motos y de la fiesta. Además, para no ser descubierto, el jefe hacía creer a sus empleados que era un concursante de un falso programa llamado 'Borrón y cuenta nueva' al que sus padres habían apuntado para conseguir que encontrara trabajo y se fuera por fin de casa. Para ello, se sometió a un cambio radical que recordamos en el siguiente vídeo.
Durante la infiltración como limpiador de baños públicos el jefe conoció a Conchi, una limpiadora bastante exigente y sin ningún tipo de compasión por el gerente. Alejandro no pudo soportar las arcadas al realizar su tarea y dejó claro que no pensaba que fuera así: "Yo sabía que era duro, pero no me había imaginado que era tanto", llegando incluso a vomitar superado por la situación.
A la hora de realizar la limpieza de las oficinas, Alejandro tuvo que trabajar mano a mano con Mari Cruz y Pepi, las limpiadoras más veteranas de la empresa. El jefe notó que la manera de trabajar de las limpiadoras no era la más adecuada, concretamente la de Pepi, que a la hora de limpiar movía con demasiada brusquedad la pantalla de los ordenadores. Al percatarse, 'El jefe Infiltrado' decidió comunicárselo, aunque a Pepi no le sentó nada bien: "Si después de 24 años me vas a enseñar a limpiar un ordenador, te dejo a ti, ponte".
Después de su infiltración, el jefe se reunió con sus empleados en las oficinas centrales de Limpiezas Las Nieves. Alejandro reprochó a Conchi la dureza de su jornada laboral junto a ella y la poca empatía que tuvo la trabajadora durante su infiltración: "Me molestó muchísimo verte disfrutar cuando yo limpiaba los baños y sufría", aunque el gerente decidió darle otra oportunidad y hacerla fija en la plantilla.
Cuando acabó su infiltración, el jefe se reunió con Pepi y Mari Cruz, las limpiadoras más veteranas de la empresa. Alejandro reprochó a las empleadas sus malos hábitos a la hora de realizar las labores de trabajo y les recalcó que lo pasó muy mal con ellas: "La jornada que pasé con vosotras fue la más dura". A pesar de ello, el gerente valoró positivamente el trabajo de las limpiadoras y decidió subir de categoría a Mari Cruz: "A partir de ahora serás encargada general de edificio".
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El jefe infiltrado se enfrenta a una empleada por saltarse la ley: "¿Sabes que eso está prohibido?"
Héctor Pérez, dueño de Forno de Lugo, se quitó la máscara el día de las revelaciones tras su infiltración en la empresa. El jefe infiltrado reveló su verdadera identidad y tuvo que hacer frente a algunas situaciones bastante tensas.