‘Los disciplina’ están aleccionando a José Luis, un instalador de aires acondicionados que está condenado a ocho años por transportar droga, de lo que se pude hablar o no. El equipo de ‘Encarcelados’ ha intentado grabar el negocio de alquiler de cuartos de ‘Palmasola’. Los hombres de rojo lo han prohibido.
Ahora el equipo quiere sacar el otro negocio: el de la comida. De nuevo tienen que cortar la grabación. Jalís de la Serna habla con el portavoz porque no puede seguir haciendo su trabajo. Los españoles intentan aparentar normalidad ante la mirada de los jefes del módulo.
Uno de ellos se atreve a hablar con el cámara. Asegura que tienen que tener mucho cuidado con lo que hablan porque seguramente luego tengan represalias: “Nos pondrán ahí y alguno se llevará palos”, asegura. Y es que, esa gente no quiere que se descubra lo que tienen ahí montado.
“Una parte de lo que se vende en el negocio es para ellos, otra para el penal y otra para la policía”. Unas declaraciones con las que se sabrá “a nivel mundial que la policía de Bolivia es corrupta”, comenta.
El español cuenta las atrocidades que les hacen a los presos para sacarles dinero desde el primer día que pisan el penal. Le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza con insecticida dentro. También les intentaron cortar las venas con una cuchilla de afeitar.
Ahí mismo les pidieron un seguro de vida. O bien les dan 5.000 dólares o traen a sus mujeres para violarles delante de ellas y viceversa. “Y así hasta que pagues. Eso está pasando realmente”. Incluso pasa con las visitas. Cuando se sentaban con su visita, le echaban una pastilla para dormirles y cuando se quedaban dormidos “se llevaban a tu visita para violarla”.