Desde que se produce el boom de la soja en los años 90 el ciclo del cultivo se repite año tras año y su efecto se nota en el suelo. Después de cavar apenas 30 cm en un campo de cultivo de soja no hay ningún rastro de vida: "Los palitos estos que se ven acá es lo único que queda de la soja, no se ven rastros de raices, bichos merodeando", afirma la ingeniera.

"La consecuencia de este cultivo es que los suelos se vuelven infértiles porque año tras año para sostener el mismo nivel de producción hay que agregarle más productos químicos: fertilizantes, herbicidas, insecticidas, los microorganismos del suelo si tenían poco alimento ahora además de poco alimento tienen veneno que los mata", explica Bronstein.

Otra consecuencia negativa que comenta esta ingeniera agrónoma es que se endurece la capa superficial del suelo y cuando llueve el agua no entra en la tierra. "El bosque funciona como una esponja, en la medida que el bosque no está, el agua tiende a correr y busca el lugar con mayor pendiente. Primero se hace un surquito que cada vez es más grande, no nace es producto de la erosión.

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