Queipo de Llano no solo será recordado por sus víctimas, sino que se acabó convirtiendo en un importante hombre de negocios. A través de una colecta voluntaria, Queipo de Llano compró la finca agrícola más avanzada de la época. La versión oficial de la época dice que "se reunieron dos millones de pesetas para regalarle el cortijo". Sin embargo, la versión de Silvia M. Camacho, nieta de quien fuese propietario de la finca antes de la venta, es muy distinta.
"Gambogaz era como la joya de mi abuelo, era su máximo bien. En ningún caso tenía intención de venderla. De hecho, la había comprado no demasiado tiempo antes, pero le obligaron a venderla, así de claro", asegura la nieta del empresario, a lo que añade que su abuelo "estuvo preso, retenido y le dijeron que si no firmaba la venta de Gambogaz, lo mataban".