Muchos de los mayores de Camas, la localidad a la que pertenecen las tierras de Gambogaz, trabajaron en la ganadería y agricultura del cortijo del que era propietario Queipo de Llano. Entrevistamos a Floreal Reina, un trabajador de la finca que coincidió con el general. "Cuando cogía un prisionero, decían 'Dale café, que quería decir que le diesen un tiro en la barriga", señala, a lo que añade que "esa era la norma de Queipo de Llano".

El hombre cuenta, además, que comenzó trabajando en el cortijo con solo "15 años", y que pasaba "muchas calamidades, mucha hambre". "Nos daban un bollo por la mañana de un cuarto de kilo y eso era todo lo que comíamos en el día", indica Floreal, quien dice que solo le pagan "seis pesetas" por su trabajo.

"Yo veía a Queipo de Llano siempre a caballo. No era un hombre muy corpulento, pero no había quien se acercara a él", relata el extrabajador del cortijo, al tiempo que cuenta que en la finca vivían "el general, la familia y el aperador y la mujer". "Después, tenía cuatro o cinco casitas donde vivían prisioneros", subraya.