Ferrándiz esperó casi un año y medio para volver a matar. Sin embargo, en febrero de 1995, la víctima consiguió sobrevivir y pudo contar su propio relato. Los gritos de la joven alertaron a un vecino, que bajó corriendo a la calle. El hombre aportó un dato clave para la investigación: el número de matrícula del agresor. Así, comprobaron que el supuesto vecino perfecto y empleado del mes había cumplido una condena seis años antes de su primer asesinato por violar a una mujer.
A Ferrándiz le redujeron la condena a la mitad por buena conducta y tres meses después de salir de la cárcel, cometió el primer asesinato. Finalmente, tras tres años de investigación, los agentes tenían un sospechoso del crimen de Sonia, Natalia, Paqui, Merche y Amelia. Se trataba de cinco mujeres en la veintena, estranguladas y abandonadas en parajes solitarios. Todas aparecieron maniatadas y con la cabeza tapada, aunque a los agentes les faltaba una prueba definitiva, que hallaron durante el registro de su casa por orden del juez: "La cinta de carrocero con la que se había anudado el cadáver de Sonia, una cinta que no se comercializaba".
José Luis Albiñana, juez instructor, ha contado a Equipo de Investigación que el asesino en serie pidió confesar, pero solo ante él. "Me comentó su desdoblamiento a causa del alcohol, que era una especie de doctor Jekyll y Mr. Hyde, y que en un momento determinado se sentía dominado por un ser que le hace hacer cosas horribles", señaló el juez, quien cree que se trataba de una "estrategia de defensa".
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Podría enfrentarse a multas de 1.000 euros
La dueña de un albergue reconoce que ha pintado flechas del Camino del Santiago para desviar a los peregrinos a su negocio
La mujer podría a enfrentarse a multas de unos 1.000 euros por manipular las flechas del Camino de Santiago para desviar a peregrinos hasta su albergue.