A pocos metros de la fosa donde aparecieron los cuerpos de Míriam, Toñi y Desirée, los investigadores encuentran los pedazos de un volante médico que los lleva hasta la casa de la familia Anglés, a unos 30 kilómetros del lugar, en Catarroja.

Con la Guardia Civil siguiéndole de cerca, Antonio Anglés, sospechoso del asesinato de las menores, comienza una huida. Desde entonces, se convierte en el prófugo más buscado y décadas después varios testigos de su fuga daban las claves en Equipo de Investigación.

El cazador Juan Canigral recordaba el momento en el que se topó con él en su refugio. "Antonio Anglés salió de la caseta hacia mí y me saludó. Yo le pregunté qué hacía ahí porque conocía al dueño y no era normal ver a gente extraña. Entonces, él me contestó que estuviera tranquilo, que no hacía nada malo y que tenía permiso", relataba.

Canigral mostraba el lugar que fue el escondite de Anglés tras asesinar a las niñas de Alcàsser. Este contaba que se trataba de un corral de ganado de ovejas, donde "había mantas, mochilas, sacos de dormir, fuego, sartenes, aceite, un hornillo para guisar y latas de conserva".

Ahora, el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Catarroja ha denegado a la familia de Antonio Anglés declarar como muerto al autor material del crimen de Alcàsser. Así que para la Justicia, Anglés no está muerto. Pese a que se piensa que murió cuando huyó de España como polizón, rumbo a Irlanda. Sin embargo, nunca se ha probado que fuese así, y él sigue en busca y captura hasta que prescriban los hechos, el 14 de diciembre de 2029.

*El contenido al que hace referencia la información forma parte de un programa de Equipo de Investigación de 2018.