Amarrado en pleno corazón de Barcelona, estamos ante una mansión flotante con más de 38 metros de eslora. Enric Curt nos lo describe a fondo: "Es un motovelero de 38 metros de largo, con mucha capacidad interior, que dispone de grandes salones y unos 6 u 8 camarotes".
Los vemos gracias a las fotos publicadas en la web que anuncia el alquiler del barco. En el salón, los cojines del sofá están forrados con imágenes del cuadro que da nombre al barco, el preferido de la baronesa. Incluso en el baño encontramos referencias a la colección Carmen Thyssen.
Un barco de lujo a cargo de una tripulación que nunca descansa. “Hay dos tripulaciones, la de verano y la de invierno. Un patrón viene a cobrar entre los 6.000 y 12.000 euros al mes. El jefe de máquinas puede estar cobrando hasta 5.000 euros, y cualquier marinero unos 3.000 euros al mes”, nos cuenta Curt. Según Idoia Sota: “En total el yate le supone un gasto de unos 39.000 euros al mes”.
En la dirección general de la Marina Mercante conseguimos un documento, donde podemos comprobar que el barco de la baronesa está matriculado en Gran Canaria. Una fórmula para tener beneficios fiscales en el pago de impuestos y en las cotizaciones a la seguridad social.
El yate está a nombre de una empresa de alquiler de barcos, una empresa administrada por Jaime Rotondo, el abogado de la baronesa. Según Javier Otero, “Tiamo Marítima acumula pérdidas de más de 4 millones de euros en los últimos años.”
Según su último balance de cuentas, la empresa propietaria del barco forma parte de otra sociedad, en la que Carmen Thyssen aparece como única administradora. Francisco López nos cuenta que “Tiamo Marítima fue vendida a Groenning Shiping, una sociedad radicada en las Islas Vírgenes”.