Estamos el epicentro del producto barato en España, mercancía al alcance de cualquiera. Cigarrillos y frascos de nicotina seis veces más baratos que en el mercado oficial. Lo que empezó como un producto de venta especializado se ha convertido en un fenómeno que al sector se le ha ido de las manos
Los vapeadores están empezando a hacerse el líquido en casa. Es un proceso aparentemente sencillo, pero muy peligroso. Hasta un establecimiento del centro de Madrid llegan vapeadores de toda España. Compran todo lo necesario para fabricarse el líquido que aspiran y ahorrarse dinero. Se ha perdido el control.
En el mercado hay un cigarrillo con un IVA cuatro veces más bajo que el del tabaco y mucho más barato. También es un arma muy rentable para dejar de fumar que no maneja la industria farmacéutica. Demasiado dinero en juego. La batalla se libra en las alturas.
El primer mensaje llega al ministerio de Sanidad. La ministra anuncia que prohibirá vapear en centros públicos. En un momento difícil para la Sanidad pública, los profesionales se encierran durante una jornada para hablar del cigarrillo electrónico.
No hay conspiración médica contra el cigarrillo electrónico, dicen. El único enemigo a batir es la nicotina. El sector médico apuesta por darle al cigarrillo a los laboratorios farmacéuticos.
Alerta en Hacienda. Esto supondría una pérdida millonaria para el Estado. Objetivo: que el cigarrillo electrónico sea considerado tabaco y se venda sólo en los estancos con la fiscalidad más aproximada al cigarrillo tradicional. Un 80%, que reporta 10.000 millones de euros al año al Estado.