El temor de muchos padres a no vacunarse ni vacunar a sus hijos parece ser infundado, pues los efectos secundarios podrían darse en uno de cada millón de vacunados. Entre los casos se encuentra el de un niño que, en cuestión de horas, se quedó paralizado de cuello para abajo.
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar, recoger datos estadísticos y mostrarle publicidad relevante. Si continúa navegando, está aceptando su uso. Puede obtener más información o cambiar la configuración en política de cookies.