El 22% del café que se consume fuera de los hogares en España sale de las máquinas expendedoras. Hay 180.000 repartidas por todo el país, que ingresan 62 millones de euros céntimo a céntimo. Es el café con peor fama, ya que se dice que tiene mal sabor, que está aguado, e incluso que sienta mal al estómago.
Para salir de dudas sobre la calidad del café que sirven las máquinas expendedoras, cogemos una muestra del principal aeropuerto de nuestro país, de un céntrico hotel de Madrid, del servicio de urgencias de un prestigioso hospital, y de un complejo universitario. Llevamos las muestras de café a analizar a un laboratorio y 24 horas después, tenemos los resultados: el del aeropuerto, con tres veces menos cantidad de café que el del hotel, cuesta 80 céntimos más.
Contactamos con la empresa propietaria del vending del hotel, que utiliza leche "100% natural". Sin embargo, hay máquinas de vending en las que, en lugar de leche, venden "preparado lácteo", compuesto por "leche en polvo, azúcar, e incluso grasa vegetal de coco", tal y como indica Rubén Bravo, director de comunicación en el IMEO. Incluso en un café comprobamos que la leche es sustituida "suero lácteo, lleva azúcar, grasa en polvo de coco, lleva almidón de arroz y colorante, para que el color sea mucho más blanco". "Es lo más insano de todo lo que hemos encontrado, sin duda", advierte Bravo.
"Es muy pequeñito..."
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Con 700 kilómetros cuadrados de viviendas en los que viven siete millones de personas, en Hong Kong se ha acuñado el término de 'nanopisos' para los que apenas superan los diez metros cuadrados. "Tengo lo mínimo para sobrevivir", cuenta.