El accidente en la central nuclear de Vandelòs I, en Tarragona, en 1989, se convirtió en "el Chernóbil español". Para descubrir más detalles sobre ello, Emilio Doménech viaja a Tarragona para conocer a dos de los hombres que evitaron la tragedia: Xabier Llambrich, bombero, y Braulio Conejo, técnico de Vandelòs.
"Fui uno de los voluntarios que vino", explica Braulio Conejo, que en ese momento no estaba trabajando sino que acudió para prestar toda la ayuda posible. El técnico recuerda cómo se dio cuenta de que algo había ocurrido al ver que "el vapor blanco se mezcló con humo negro". "Vi que había un problema muy grande y que nuestra casa se estaba quemando y fuimos a salvarla", recuerda Conejo, que destaca que quisieron "salvar los muebles": "No salvamos todos, pero fueron suficientes para que el reactor bajara de presión y de temperatura".
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Por su parte, Xabier Llambrich recuerda cómo vivió esa noche, "la más larga" de su vida, trabajando como bombero: "Era la primera vez q entraba y hacía un par de años de lo de Chernóbil, así que tienes en la mente a los compañeros bomberos que estuvieron en Chernóbil porque no salió nadie vivo y tú estás entrando en una instalación nuclear".
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