AnaPi sabe lo que es vivir sin internet, sin tele o sin móvil. Aunque se maneja con la tecnología como nadie, puesto que es ilustradora y diseñadora gráfica, esta mujer de Ávila tiene una estrecha relación con la naturaleza. Actualmente vive en Madrid, pero dedica gran parte de su tiempo a trabajar en su finca; principalmente, recolectando aceitunas, cerezas y castañas.
De hecho, ella misma considera esta afición como uno de sus grandes aportes al equipo de aventureras de La Isla: "Tengo bastante experiencia en el campo, y eso puede ayudar", cuenta a las cámaras de laSexta. Ahora bien, a sabiendas de su capacidad para hacer fuego y pescar —tiene un estómago de hierro, capaz de comerse hasta insectos—, ¿cómo han sido sus experiencias extremas anteriores? "Catastróficas", sentencia mientras sonríe.
La aventurera acostumbra a pasar semanas completas en la playa sin apenas recursos. Y en una de esas asegura que pasó "muchísima hambre", especialmente por las limitaciones del lugar: "Estaba en la civilización, así que no podía hacer fuego", lamenta, y concluye: "Creo que esa ha sido la experiencia más extrema que he vivido".
AnaPi duda a la hora de decir qué espera de esta experiencia, pero sí tiene algo en claro: "Disfrutar y cambiar el chip. Estoy metida en la sociedad de ahora y quiero que algo me cambie", señala con rotundidad. Ese cambio implica también una nueva actitud, un deseo que, de buen seguro, La Isla le cumplirá: "Quiero valorar las cosas que tengo, que hay veces que no las valoro".
¿Y qué valorará esta aventurera? Como ella misma asegura, probablemente algo de comer y una buena salud: "Mi mayor miedo es desnutrirme y sufrir un desmayo o algo parecido. Mi límite es totalmente corporal, mentalmente puedo superarlo, pero estoy muy delgadita y creo que puedo sufrir por ello", concluye entre risas.
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