Operación Secreto
Los investigadores del fraude de las tarjetas americanas de Miajadas desvelan todos los detalles de la 'Operación Secreto' en 'La Red'
El servicio secreto de los EEUU se puso en contacto con la Policía de España para solicitar su colaboración con un fraude que estaba teniendo sede en Miajadas (Cáceres) y algunos pueblos de Badajoz. Era el timo de las tarjetas americanas.

Beatriz Hermosilla, jefa del grupo de fraude empresarial de la Unidad Central de Ciberdelincuencia (UCC) de la Policía Nacional, es el único agente español condecorado por el Servicio Secreto de los Estados Unidos. La policía relata en 'La Red' todos los detalles de la intrincada operación que la hizo merecedora de tal honor: la Operación Secreto.
Todo comenzó cuando la Policía recibió dos alertas simultáneas, sin saber que ambas estaban relacionadas entre sí. Por un lado, el Servicio Secreto de los EEUU solicitó que se comprobasen unas transacciones bancarias ocurridas en España. Por el otro, una entidad bancaria española avisó de que algo raro estaba sucediendo. "Estábamos hablando de un fraude muy grande que estaba ocurriendo tanto en EEUU como en España".
La mayor parte de las transacciones sospechosas se estaban dando en Miajadas (Cáceres) y en algunos pueblos de la provincia de Badajoz. Allí, algunos de sus vecinos y empresarios usaban tarjetas americanas. "Esta organización estaba proponiendo a todas las personas que conoce de comercios locales llevar a cabo una acción típica de blanqueo de capitales", explica la agente en este reportaje.
El seguimiento
En colaboración con la Jefatura Superior de Badajoz, la UCC de la Policía Nacional se desplazó hasta la zona para llevar a cabo dispositivos de vigilancia y seguimiento. Sus esfuerzos se centraron en un hotel de Miajadas en el que se habían realizado varias operaciones con tarjetas americanas con un gran lucro económico. Allí se hospedaban los cabecillas de esta organización criminal. "Era un hotel muy normalito que lo habían habilitado para dar una apariencia de legalidad, con sus servicios de cafeterías, dar comida, celebraciones y habitaciones alquilables", relata la agente Hermosilla. Otras habitaciones estaban reservadas a los estafadores, que vivían en ellas.
El dispositivo de vigilancia fue complicado. "Yo vivía con la maleta hecha", asegura. Los delincuentes utilizaban vehículos de alta gama y conducían a velocidades fuera de la legalidad, con lo que era muy complicado vigilarles sin levantar sospechas.
El 'modus operandi'
La estructura organizativa y los pasos a seguir eran simples. En EEUU, los delincuentes ponían en marcha empresas, al nombre de las cuales solicitaban tarjetas y las utilizaban en diversos países como Grecia, Austria y España. Esas tarjetas eran usadas para realizar falsas compras en comercios que estaban compinchados con ellos.
El periodista Mariano Mejías lo explica en 'La Red': "La compra no existía, era solo un cargo". Para ello, utilizaban el sistema de doble verificación. En primer lugar, hacían una operación de preautorización en el comercio, con cargos de 8 o 9 mil euros. Ese dinero no se canjeaba en el momento, sino que la entidad bancaria hacía una solicitud al banco americano para ver si esos fondos existían realmente y si se podía autorizar la transacción en España. Cuando el banco recibía esa verificación, los delincuentes aprovechaban y extraían el dinero de las cuentas de EEUU, dejando el desfalco en el banco. "Los delincuentes saben que el banco estadounidense no recibe el cargo hasta el día siguiente y que en ese momento, VISA adelanta el cargo al banco español. Cuando VISA reclama ese cargo, se da cuenta de que no hay dinero en la cuenta", detalla.
La colaboración de los establecimientos de los pueblos
Los investigadores comprobaron que había muchos comercios que estaban colaborando con la trama criminal por una comisión de un 15%. "Es un pueblo, es el boca a boca. Cuantos más comercios, más dinero", cuenta Lorena Sánchez Pascual, subinspectora del grupo de fraude empresarial de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional.
"Yo, que tengo una tarjeta de débito, te digo a ti, comerciante, que me dejes tu datáfono durante unas dos horas. Yo hago cargos de forma indiscriminada y a cambio te doy una comisión para que tú después me transfieras ese dinero a mi cuenta", resume el periodista Mariano Mejías.
Farmacias, carnicerías, peñas taurinas, empresas de agua y comercios creados ex profeso formaron parte de este fraude. "Uno de los casos más llamativos que hubo fue el de una farmacia que en cuestión de dos o tres horas pasó más de diez tarjetas diferentes por valor de 80.000 euros", cuando esa no era su facturación habitual.
Los investigadores destacan que cometían el delito "con una naturalidad escandalosa", llegando a dejar los tickets de estas falsas transacciones guardados en los locales.
"Algunas de las personas que inicialmente empezaron a participar en la organización como pasadores de tarjeta o poniendo a disposición sus empresas para hacer este blanqueamiento de dinero, dieron un paso más y pasaron a ser captadores o a tener un papel con más responsabilidad. Estaban viendo que realmente, la actividad era muy lucrativa. No les temblaba el pulso en proponérselo a todo el mundo. La gente, evidentemente, sabía que algo estaba pasando. Al que no se lo habían propuesto directamente, se lo habían propuesto a su vecino o a alguien cercano", desvela Hermosilla
Ladrones de guante blanco con armas en los bolsillos
Los criminales organizaban reuniones periódicas en ese hotel de Miajadas con todos los miembros que formaban parte del entramado a nivel internacional. "A pesar de su apariencia inofensiva de ladrones de guante blanco, tenían armas, eran violentos, eran peligrosos", advierte la agente. De hecho, hubo un desencuentro entre una de las personas que se había convertido en captadora de establecimientos conniventes.
"No llegó a un acuerdo con el tema de las comisiones con los principales miembros y lo secuestraron, lo amenazaron y lo encerraron una noche entera en un establecimiento y todo ello porque amenazó con denunciar a la Policía si no le pagaban lo acordado", narra.
Así fue el operativo para detenerles
En octubre de 2020 se hizo la explotación operativa en la que se realizaron 88 registros simultáneos en España, Grecia y Austria. "Cerramos el pueblo entero. Llegamos allí con todas nuestras unidades policiales y había que cubrir todos los puntos, cerrar todas las carreteras. Cogimos a los principales investigados alojados en el hotel porque habían ido el día anterior a una de esas reuniones". Hubo 110 detenidos. Unos 20 formaban parte de la cúpula de la organización. El resto, eran personas que estaban contribuyendo a que la organización funcionase, los dueños de los establecimientos conniventes.
"Llegamos a acreditar más de 15 millones de euros de fraude". Posteriormente, los investigadores descubrieron que el fraude había sido superior a 20 millones.
"El Servicio Secreto de los EEUU dio premio a toda la unidad y, de hecho, condecoró a la oficial al cargo. Fue una operación brillante para la Unidad Central de Ciberdelincuencia", concluye Mejías.