Las sanciones de Occidente a Rusia están provocando cambios en la vida diaria de los ciudadanos del país. Algunos fabricantes de automóviles, ascensores, aviones o móviles están sufriendo carencias de componentes, por lo que están acudiendo a China para tratar de abastecerse.
Sin embargo, muchos de los productos que fabrica china son gracias a la licencia de Occidente, por lo que está por ver si obtendrán la 'luz verde' para crear determinados productos que posteriormente van a ser vendidos a Rusia.
Además, cualquier tarjeta de crédito de compañías occidentales asociadas a cuentas rusas han quedado totalmente inservibles. Así, los rusos están llegando a crearse tarjetas de crédito en países como Armenia.
El alcohol es otro de los productos que se está viendo afectado. La mayoría de las marcas se han marchado del país, y solo quedan allí las autóctonas. Sin embargo, los rusos tienen capacidad para fabricar y producir alcohol, por lo que hasta el momento no hay desabastecimiento en este sentido.
A estas sanciones se suman las impuestas por el Kremlin desde que comenzó la guerra. El líder ruso ha eliminado algunas de las redes sociales más famosas del mundo, perjudicando a los 'influencers' y a todas aquellas personas que anhelan comunicarse como lo hace el resto del planeta.
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Para ello, Rusia ha creado Poccrpam, una red social muy similar a Instagram que ha creado el Kremlin como alternativa. Lo mismo pasa con empresas como Spotify o Zoom. En total, 400 empresas occidentales se han marchado del país.
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