¿Es su momento?
China lleva años preparándose para expandir su influencia global y las políticas de Trump le están abriendo el camino
En bandeja Las políticas del presidente estadounidense, desde su acercamiento a Rusia hasta su retirada de compromisos internacionales, están facilitando el ascenso de China como líder geopolítico, ampliando su influencia en regiones clave.
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El mundo observa con expectación la reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin, donde ambos discutirán la posibilidad de poner fin a la guerra de Ucrania. Sin embargo, mientras las miradas están fijadas en este encuentro, un actor clave, China, espera pacientemente su momento para redefinir las 'reglas del juego' geopolítico. Las decisiones de Estados Unidos podrían, paradójicamente, fortalecer la posición de China en la región y más allá.
El escenario es complejo: Ucrania exige la presencia de tropas extranjeras para garantizar la paz postguerra. Mientras que Europa ha mostrado disposición para enviar soldados, Estados Unidos ha dejado claro que no participará en una misión de este tipo. Este vacío de poder podría abrir la puerta a una intervención militar china.
La opción de que sean soldados chinos quienes garanticen la seguridad de Ucrania no parece tan lejana. Si China se involucra, no solo podría asegurar la frontera rusa, sino también ejercer un control indirecto sobre Putin, dado que Rusia tiene deudas sustanciales con Beijing.
¿El precio de esta cooperación? Un acceso privilegiado al grano de Ucrania, la explotación de los puertos del Mar Negro, y contratos multimillonarios para la reconstrucción del país. Pero esto es solo el principio de una estrategia más amplia que China está perfeccionando.
China aplicaría lo que podría llamarse 'la táctica Kissinger': unirse a Rusia bajo el pretexto de un enemigo común, lo que recuerda a la alianza que Estados Unidos forjó con China durante la Guerra Fría para debilitar a la Unión Soviética. Ahora, Beijing podría usar esta misma táctica para distanciar aún más a Europa y Estados Unidos.
En este contexto, la postura de Donald Trump ha sido fundamental. Sus amenazas a la OTAN, su acercamiento a Rusia, y su política de retirada de compromisos internacionales han generado desconfianza en Europa, que comienza a ver a Estados Unidos como un socio cada vez menos fiable.
A nivel global, el impacto de las políticas de Trump es evidente. La reciente cancelación de la ayuda internacional a países como Camboya —donde se iba a destinar una suma significativa para limpiar las minas dejadas por el ejército estadounidense— ha permitido que China se coloque como el salvavidas de estos países. El respaldo financiero chino tiene un doble objetivo: mejorar su imagen y aumentar su influencia política en regiones clave.
Lo que parece claro es que China está utilizando las brechas dejadas por Estados Unidos para posicionarse como un líder global, mientras las políticas de Trump inadvertidamente le facilitan este camino. El futuro podría ver a China no solo como un poder económico, sino también como el nuevo garante de la estabilidad internacional.