El reparto de las vacunas contra el coronavirus en el mundo acusa una enorme desigualdad. Sin embargo, de los 677 millones de dosis repartidas hasta ahora en el planeta, 53,9 millones -el 8% del total- proceden de donaciones a aquellos países que más difícil tienen el acceso.
Pero, ¿de dónde salen exactamente esas dosis solidarias? Sus principales fuentes son tres, empezando por COVAX, un organismo internacional alentado por la OMS y apoyado por organizaciones como UNICEF, que buscan recaudar dinero y negociar la compra de vacunas que se reparten entre los países más necesitados. Este organismo, que se financia en gran parte gracias a la Unión Europea y Estados Unidos, ha repartido hasta la fecha cerca de 33 millones de vacunas.
China, por su parte, ha donado 10,4 millones y la India otros 8,6. Ambos países donan por solidaridad pero también por otras intereses: a modo de muestra comercial y para demostrar al mundo su capacidad tecnológica, a la vez que ejercen diplomacia e influencia.
Son embargo, además de los estados hay empresas, fundaciones y personas que de forma individual están donando vacunas o dinero para adquirirlas. Es el caso del fundador de Netflix, Wilmot Reed Hastings Jr., que ha donado unos 20 millones de euros; Bill Gates, que ha dado 125 millones para la compra de vacunas; o el dueño de Tik Tok, Zhang Yiming.
Pero también celebridades, del mundo de la música, como Robbie Williams, o del deporte, como los futbolistas Claude Makelele y Lilian Thuram, que forman parte de una asociación de fútbol que organizó un partido cuyos beneficios fueron para vacunar.
También la empresa MTN, una compañía africana de telefonía, que invirtió 21 millones para que la Unión Africana repartiera siete millones de dosis en el continente.