El temor de Putin

Espionaje en el baño: así robaron los servicios secretos de Occidente las heces de un líder de la URSS

Putin viaja con su propio inodoro para evitar que sus heces acaben en manos enemigas. Su temor tiene un precedente: durante la Guerra Fría, la Inteligencia occidental se hizo con las deposiciones de Nikita Kruschev para conocer su estado de salud.

En plena guerra en Ucrania, Rusia está desarrollando otro operativo muy llamativo, destinado a proteger las heces y la orina de Vladímir Putin. Según 'Paris Match', cada vez que el presidente ruso viaja al extranjero, lleva su propio inodoro y después de hacer sus necesidades guarda todo en bolsas. Bolsas que viajan a Rusia y son destruidas allí para que no quede rastro de las deposiciones de Putin. Todo para evitar que sus excrementos caigan en manos enemigas y que nadie sepa cómo está de salud.

Puede parecer una locura, pero en la historia del espionaje ya se dio un hecho similar, cuando robaron las heces a un líder soviético, Nikita Kruschev, el hombre que puso los misiles en Cuba. En un momento determinado, surgieron rumores de que podía estar mal de salud y que sería depuesto del poder. Entonces, los servicios occidentales quisieron averiguar cómo se encontraba realmente de salud para saber si iba a ser sustituido y prepararse para lo que pudiera venir desde la URSS.

El líder de la URSS podía borrar sus análisis o enviar a sus doctores a Siberia, pero no podía ocultar la información de sus deposiciones, así que la forma de averiguar cuál era su verdadero estado de salud era analizándolas.

¿Cómo las consiguieron? Aprovechando la visita de Kruschev a Copenhague. Los servicios de Inteligencia estadounidenses comunicaron a los daneses que les gustaría conocer el estado de salud del líder soviético. El servicio secreto danés consiguió las heces enviando a un fontanero a su lujosa suite, con el cometido de desviar las cañerías.

Así, cada vez que tiraba de la cadena, sus deposiciones no iban al desagüe general, sino a otro específico, donde podían ser recogidas para su posterior análisis. Kruschev no se enteró y se marchó de Copenhague sin saber que cada vez que iba al baño estaba dando información a sus enemigos del bloque occidental.

¿Sirvió para algo esta operación? 16 meses después, Nikita Kruschev fue destituido. Se habló de que había sido por una cuestión de salud, pero en una reunión en París el servicio secreto danés reveló a sus aliados que del análisis de sus heces se desprendía que estaba perfectamente de salud y que le habían destituido por cuestiones internas.

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