Este lunes se otorgó el Premio Nobel de Medicina a los descubridores del micro-ARN. Sin embargo, detrás de la admiración hacia estos científicos, han surgido actitudes humanas y controvertidas que merecen ser analizadas.

Un ejemplo notable es Albert Einstein, quien recibió el Premio Nobel de Física en 1921 por su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico, fundamental para el desarrollo de la energía solar. A pesar de su genio, Einstein mostró actitudes machistas. En una carta a su primera esposa, le exigió un sometimiento si quería permanecer a su lado. Se dice que ella, con formación científica, lo ayudó en sus investigaciones, pero no recibió el reconocimiento que merecía. Además, Einstein no fue un buen padre; dejó de tratar a su hijo enfermo, quien ya tenía 20 años.

El machismo también se evidencia en la figura de Santiago Ramón y Cajal. Aunque su comportamiento podría considerarse propio de su época, hubo otros científicos que mostraron actitudes más justas. Un ejemplo es Pierre Curie, quien insistió en que su esposa, Marie Curie, fuera incluida en el premio Nobel que recibió, argumentando que ella lo merecía tanto como él.

La historia del Premio Nobel también está marcada por controversias relacionadas con el racismo. William Shockley, co-inventor del transistor y Premio Nobel de Física, fue un firme defensor de teorías racistas y llegó a proponer la esterilización de personas de raza negra, convencido de que esto mejoraría la especie humana. Este tipo de pensamiento no es aislado; otros laureados también han expresado actitudes antisemitas u homófobas a lo largo de la historia.

Además, encontramos científicos que, a pesar de su reconocimiento, hicieron ciencia para la guerra y para la humanidad. Fritz Haber, quien ganó el Premio Nobel de Química en 1918 en tiempos de paz, creó un fertilizante para estimular las cosechas. Pero en la Primera Guerra Mundial se puso al servicio de su país, Alemania, para utilizar su conocimiento científico en gases, amoniaco y nitrógeno y crear la guerra química.

Otros científicos han hecho declaraciones que han suscitado escepticismo. Kary Mullis, quien ganó el Premio Nobel de Química por desarrollar la técnica de PCR, ha sido criticado por negar la relación entre el VIH y el SIDA, así como el cambio climático, además de hacer afirmaciones extrañas sobre el destino humano escrito en las estrellas. Su colega Luc Montagnier, otro laureado con el Nobel, también se volvió controvertido al rechazar las vacunas y defender la homeopatía en sus últimos años.