"Esta es una pandemia de no vacunados". Es el mensaje contundente que Joe Biden ha lazado a quienes no quieren ponerse la vacuna contra el coronavirus.
Y es que, a pesar de que en Estados Unidos ya han muerto casi 660.000 personas a consecuencia del COVID-19, según datos oficiales, allí aún hay muchos que reniegan de la vacuna. De hecho, poco más de la mitad de la población del país norteamericano cuenta con la pauta completa, frente al 73,9% en España.
"Mi mensaje a los americanos sin vacunar es este: ¿a qué más hay que esperar? ¿Qué más necesitáis ver?", ha aseverado el presidente estadounidense, que ha lanzado una advertencia: "Hemos sido pacientes, pero nuestra paciencia se está agotando".
"Vuestro rechazo nos cuesta a todos. Así que, por favor, haced lo correcto. Pero no solo porque lo diga yo; escuchad las voces de los americanos no vacunados que están en camas de hospital, tomando sus últimos alientos, diciendo, 'ojalá me hubiera vacunado'", ha agregado Biden, que ha remachado: "Es una tragedia. Por favor, no permitas que se convierta en la tuya".
Más Noticias
- El lado oscuro de los ganadores del Nobel: Einstein (y otros genios) con actitudes machistas, racistas y negacionistas
- Los discursos de Donald Trump son cada vez más confusos: cuatro momentos que lo evidencian
- Viktor Bout, el 'mercader de la muerte' de Putin, regresa al tráfico de armas: ahora negocia con los hutíes
- Un año después del ataque de Hamás a Israel: ¿quién gana y quién pierde en la guerra de Oriente Próximo?
- ¿Quedan presos de ETA fuera de España? Así están repartidos actualmente en las cárceles españolas
Según ha afirmado Biden, hay casi 80 millones de estadounidenses que no se han vacunado, lo que supone en torno a un cuarto de la población que está causando "mucho daño". "Esto no es sobre la libertad o la elección personal. Es sobre protegerte a ti y a aquellos a tu alrededor", ha sentenciado.
40 años de su estreno
'La Bola de Cristal', el legado de una generación que desafió la censura desde la televisión pública
La creatividad y la crítica social de Alaska y los electroduendes rompieron esquemas en la televisión española, convirtiéndose en el símbolo de una generación y enfrentando las restricciones impuestas por la dirección de TVE.